domingo, 7 de enero de 2018

Al borde del abismo

—El argumento de tu relato es tu chiste preferido

  Todo debía estar perfecto. El nuevo Gobierno provisional vestía sus mejores trajes y la multitud lucía expectante. Los muertos no cobran deudas pero los vivos quieren saber quién se llevó el dinero. El mensaje debía ser claro. Esos meses fatídicos debían haber merecido la pena: otra cosa sería intolerable y nadie había bebido del vaso. Otra gota podía colmarlo de nuevo.

  El Canciller subió al estrado. Hacía apenas doce horas que el último gabinete había decidido que ese sería el título que recibiría: "canciller". "Presidente" rememoraba tiempos que era mejor no recordar: tiempos buenos, anticuados. Esas comparaciones no podían acabar bien y los recién llegados querían empezar con paso firme. ¿Cómo iban a saber ellos que desde antes de empezar ya estaban cojos? Pero eso no importaba en absoluto. Sabían que no sería fácil. Por eso aunque estaba cuidado cada detalle, toda precaución sería insuficiente.

  La última nube se había retirado justo a tiempo. El Canciller apenas veía: el sol lo deslumbraba; en cualquier caso, no habría reconocido a nadie entre la turba. Ésta, sin embargo, lo miraba radiante en las alturas tras el atril. Su voz demostraba seguridad, no necesitaba ver a nadie. Sabía lo que hacía. Sus palabras habían sido elegidas con mimo: cada gesto había sido previsto. Había muerto gente pero había que demostrar que no volverían a fallar, que no era posible caer de nuevo:
A todos los que me escucháis quiero deciros: lo hemos pasado mal. Hemos sufrido. Hemos estado al borde del abismo. Pero debéis saber esto: hoy hemos dado un gran paso adelante.

jueves, 8 de septiembre de 2016

De lo que sucedió a una hoja en un bosque construido entre paredes

Esnifan las lámparas el último
hálito de letra. Deja la huella inerme
su rastro esperando ser oída. Deja
su vida en una forma
de repudia hacia la muerte.

Deja evaporarse el si bemol
entre los grises
de catálogo pantone.
¡Pantomima! ¿Acaso oís
silbar a los pájaros?
¿Acaso no oís rugir al suelo?
¿Acaso veis en el espejo
algo que no sea un muerto?


Entre los vahos danzantes
que se borran con la vida,
entre los gritos voladoras
que surcan el aire en silencio.
Pútrida niñez de los sentidos
que juega, que ahorca, que mira
que mata. ¡Alohé alohé!

¡Que juega, que ahorca, que es niña
que mata! ¡Alohé alohé!
¿Qué corteza rozan tus dedos?
¿Qué savia en tus arterias?
¿Qué vómito en tu estómago?
¡Alohé alohé!

Y sólo un hálito de letra
en la hoja de tu testimonio.

viernes, 27 de mayo de 2016

Untergang

Pasará mañana y caerá el Edificio.
Nocturna se columbra una sombra
en el silencio que emiten
sus paredes de piedras grises.
Leer se podrá en su frontispicio derruido
una página en blanco y sabremos
entonces que ni siquiera
estábamos creyendo en el vacío.

Paraguas


—¿Llueve o cierro el paraguas?
—Todos lo llevan abierto, así que debe de llover [llueve].

Poeta


Carretera


—Hoy abren la nueva carretera.
—¡Vaya! ¡Ahora que habían logrado que no hubiera accidentes [atropellos]!
("Cerrado por obras")

Religión conectada al sujeto